Se trata de la fotografía de un post-it amarillo, sobre el que he escrito la frase “You're a Slave” (Eres un esclavo), acompañada de un sencillo dibujo de una cara sonriente y tres XXX. La fotografía del post-it es vista a través de la pantalla de mi iPhone, y esta escena es a su vez fotografiada por otro iPhone, estableciendo un juego de capas entre lo real, lo mediatizado y lo reproducido.
Vivimos en una época en la que la libertad se ha convertido en una ilusión cuidadosamente construida. Como ciudadanos, aceptamos de forma voluntaria una nueva forma de esclavitud: la que se disfraza de conexión, de información, de entretenimiento, de seguridad, de modernidad. Nos controlan a través del móvil, ese dispositivo al que acudimos cada pocos minutos como si fuera una necesidad vital. Nos atontan, nos han vuelto impacientes, infantiles, dependientes. Pagamos gustosos pequeñas fortunas por el último modelo para ser vigilados, manipulados, moldeados.
Las modas ya no nacen de la creatividad o del deseo colectivo, sino que se dictan desde algoritmos invisibles, desde intereses económicos y políticos que diseñan no solo lo que consumimos, sino también lo que pensamos. Creemos elegir, pero solo repetimos consignas. Nos rodea una desinformación constante, tan sofisticada que se camufla de verdad, y una vigilancia que ya no necesita imponerse con fuerza: la hemos interiorizado.
Nos dicen qué desear, qué odiar, a quién temer, por quién votar. Y lo aceptamos. Porque es cómodo. Porque distrae. Porque mirar de frente la pérdida de libertad sería demasiado incómodo. Hemos cambiado la autonomía por comodidad. La crítica por el like. La reflexión por la inmediatez. Y así, bajo la apariencia de ciudadanos libres, somos esclavos que pagan por sus propias cadenas.
xxx
This is a photograph of a yellow post-it note, on which I quickly wrote the phrase “You're a Slave”, accompanied by a simple drawing of a smiling face and three XXX. The post-it is seen through the screen of my iPhone, and this scene is then photographed by another iPhone, creating a layered play between reality, mediation, and reproduction.
We live in an era where freedom has become a carefully constructed illusion. As citizens, we voluntarily accept a new form of slavery—one disguised as connection, information, entertainment, security, modernity. We are controlled through our phones, those devices we check every few minutes as if they were a vital necessity. They dull us, make us impatient, infantilized, dependent. We willingly pay small fortunes for the latest model so that we can be watched, manipulated, shaped.
Trends no longer emerge from creativity or collective desire; they are dictated by invisible algorithms, by economic and political interests that design not only what we consume, but also what we think. We believe we are choosing, but we merely repeat slogans. We are surrounded by constant disinformation, so sophisticated it disguises itself as truth, and by surveillance that no longer needs to be enforced—it has been internalized.
We are told what to desire, what to hate, whom to fear, whom to vote for. And we accept it. Because it’s comfortable. Because it distracts. Because facing the loss of freedom head-on would be too unsettling. We’ve traded autonomy for convenience. Criticism for likes. Reflection for immediacy. And so, under the appearance of free citizens, we are slaves who pay for our own chains.
#politicart #socialart #artepolitico #control #manipulacion #poeticasdelcapitalismo