lunes, 8 de abril de 2019

Seres grises

Detalle de la performance Agua. Metamorfosis XXII, en el CAF Almería, 2017
Estado C. Hoy como cada día desde hace más de una década, me pondré el disfraz y te sonreiré. Me cruzaré contigo y te sonreiré. Pero nada más, mi mundo ya no es de este mundo. ✖✖✖

Generalmente suelo coincidir con personas que conectan con mi universo. Tanto el público que acude consistentemente para ver mis performances, cuando son anunciadas, como el que por casualidad se las encuentra en la calle o en un museo. Los espectadores sienten, de un modo u otro, que les estoy insinuando otra realidad, que ahí ocurre algo "especial". Hay quien está más próximo a mis postulados y quien simplemente ve mi trabajo sin ninguna idea preconcebida pero, por lo general, se sumergen en el ambiente creado y conectan con la energía de la obra. Esto no tiene nada que ver con la cultura, ni con el bagaje artístico del espectador, es algo más sutil, una cuestión de sensibilidad.

Tan solo ha habido una vez en la que esto no ocurrió, en la que el público adoptó en líneas generales una actitud pasiva e incluso de rechazo (con las lógicas y honrosas excepciones). Lo recuerdo perfectamente, fue durante la performance Agua, a la que pertenece esta imagen. La llevamos a cabo en el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF), de Almería (España), el 2 de noviembre de 2017. El público en su mayoría eran artistas, fotógrafos que ese día inauguraban una exposición colectiva, muchos de ellos de segunda o tercera fila, supongo, pues no conocía ni sus nombres ni sus caras. Aunque eso es lo de menos. 

Durante toda la performance estuvieron más pendientes de sus móviles o de hablar entre ellos que de la propia acción, fue el público más irrespetuoso que he encontrado en mi carrera. Creo que es la primera y única vez que he sentido ese rechazo, esa incomunicación. Fue algo especial para mí, por novedoso.

Pero más allá de la mala educación evidente, me permitieron vivir una experiencia muy intensa. Les debo agradecer que hicieran a la perfección su papel de "grises" dentro de mi universo, seres sin evolucionar que viven una existencia superficial, guiados por las pulsiones más primarias. Cargaron de significado la performance, evidenciando el sentido batallador y contracorriente que posee el proyecto Metamorfosis. Pude mostrar mi mundo espiritual en un entorno hostil, desplegar un universo simbólico y espiritual delante de un grupo de seres embrutecidos, ajenos completamente a lo que insinúo en mi trabajo.

Estos espectadores pendientes de su teléfono móvil, símbolo del conjunto de nuestra sociedad (egocéntrica, bruta y volcada en el materialismo), supongo que estarían deseando que terminara la performance para ir a tomarse una copa y arrimarse al director y a los cargos políticos que ahí hubiesen. Si algo agradezco especialmente de la performance es no necesitar de esas servidumbres, la libertad que da poder accionar cuando y donde quieras, fuera del ambiente artístico tan viciado a veces.